La vejiga neurógena es la falta de control de la vejiga debido a una alteración del sistema nervioso, como un accidente cerebrovascular, una lesión de la médula espinal o un tumor.
Para controlar la orina es necesario que varios músculos y nervios funcionen de forma coordinada.
La vejiga neurógena puede ser hiperactiva, con alteración en la contracción o ambos, siempre debe ser estudiada y manejada según sus características individuales.
El síntoma más común es la incontinencia urinaria. El paciente libera continuamente pequeñas cantidades de orina necesitando pañales. Algunos pacientes con vejiga neurógena también tienen que orinar con frecuencia, a menudo con urgencia o entrar en retención urinaria. Los pacientes con vejiga neurógena deben manejar en forma integral su piel, el intestino y su función sexual, en búsqueda de su integración personal y social.
Los pacientes con vejiga neurógena tienen riesgo de presentar enfermedades que los limitan en su vida diaria, incluso generando hospitalizaciones. Cuidar estas situaciones busca reducir este tipo de circunstancias.
El médico debe sospechar la vejiga neurógena en personas con enfermedades neurológicas o lesiones medulares. Por lo general, mide la cantidad de orina que queda en la vejiga cuando el paciente acaba de orinar (volumen residual después de la micción) introduciendo una sonda en la vejiga o realizando una ecografía. También estudia con la ecografía el resto del tracto urinario para detectar otras alteraciones. La función renal se debe estudiar mediante análisis de sangre.
Pueden ser necesarias pruebas adicionales dependiendo de las circunstancias personales. Se pueden llevar a cabo algunas pruebas más detalladas de las vías urinarias (por ejemplo, cistografía y cistoscopia) para comprobar la función de la vejiga y los efectos de la vejiga neurógena.
El tratamiento oportuno puede ayudar a prevenir el daño renal. El sondaje o determinadas técnicas utilizadas para estimular la micción pueden ayudar a evitar que la orina se acumule en grandes volúmenes o la presión de la vejiga genere complicaciones. La introducción de un catéter en la vejiga periódicamente (sondaje intermitente) es generalmente más seguro que dejar una sonda de forma continua.
El paciente tiene que beber líquido suficiente y manejar la frecuencia del cateterismo y asociarlo con una adecuada evacuación intestinal.
A veces se requiere fármacos para el tratamiento de la incontinencia urinaria o de la presión vesical. Pueden también contribuir en el control de los síntomas como sudoración, visión borrosa, mareo o hipertensión, originada en la mala función vesical.
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